10. FANTASMA.
Resucitaste como el Cristo
de hace siglos y como El te adhieres
a mí ser. Creí que tu voz se había
perdido en el mar o en la distancia
del tal vez.
Eras ese Dios que me
olvidaba, el grito agonizante del
sol.
Pero, aún lejano entre los
ecos, volviste a mí, naciste en él.
Desterré tu sombra en un rincón soleado, ignorándote…
Pero, unos ojos libres me
dieron tu mirada, la que negaste tú por
alguna razón.
No pensé encontrarte
mezclado en sus manos, al revivir tu búsqueda en
su avidez de sentir.
Tuve la certeza de viajar
en tus sueños si borraba su nombre, si
lograba callar; viví en sus miradas
nostalgias de otros tiempos, de vidas ardientes,
inconclusas…
Mas, me hirió su abrazo en
la nieve del recuerdo; me envolvieron tus dedos
como hacían entonces, me dolió tu beso en esa
boca, me dolió tu aroma que
dormía en su piel.
Y no era él, ni era tu alma
sobre la tarde de mis años: era el mudo fantasma del
ayer.
A la soledad de los amigos.
Porque la vida no se da en macetas, ni crece en los
invernaderos. Porque la vida se pierde en un jamás, en una puerta
cerrada, en una sonrisa.
Y las palabras saltan de mi boca, se atragantan y
vuelven a brotar golpeando las miradas indolentes.
Por eso me siento a contemplar la calle... y
escribo.
Por ti, amigo, que olvidaste, que no sabes alimentar
sonrisas.
Tú, que no ves que la mañana hace crecer musgo para
tu pasado y flores para tu corazón.
Te miro desde mi ventana entreabierta, desde el alma ya cicatrizada...y escribo.
Aunque las voces y mis letras no puedan aclarar tu
camino.
Escribo...y algún día...volverás la vista.
Denuncio tu dolor, tu anhelo, grito tu olvido y nadie
escucha.
Te juegas tu alma a las estrellas y digo: ¡BASTA! y escribo...
Aunque mis palabras no te llenen y no sepas que me
has herido.
Amigo, hermano, aunque destruyas el sol que hoy
existe: yo por ti....escribo.
Cuando la luz del sol se está apagando y ya no existe más, cuando la dicha que tenía se ha acabado, sólo en ti encuentro la verdad.
Mas, cuando todo se opone a mi dicha, la noche el día, la luz, la oscuridad, cuando hasta tú te alejas...más me valdría ¡no despertar jamás!
Mi alma se yergue entre luces tenues y se vuelve dura, segadora de estrellas, siempre se deshace y cae en el rocío llorando por los ojos de la tierra.
Se retuerce moviendo los planetas, desplazándose con serenidad de niebla.
La sorprenderá la eternidad un día adherida a los puños de las mañanas.
Mi alma, es una lejana calle destruida que recorren pasos polvorientos y tristes, es la brizna de paja oculta en el campo esperando en silencio que el viento la quiebre.
Se desgrana el mundo entre las manos, las ideas vagas y lejanas.
Un mundo distinto al tuyo y al de otros.
La tierra vuelve a girar en mis anhelos, figuras concéntricas... figuras paralelas.
Están las notas palpitando mi cuerpo, adheridas a mis pasos. La piel se divide y me enternece...
He salido por su escondida inocencia, buscando el sol como a un dueño.
Moriré de efervescencia en la crueldad.
La niñez que no conozco se agolpa en el cerebro, naces en mi y me destruyes.
15. INMEMORIA.
Nostalgia de todo y nada. Soledad que vaga de mi a los recuerdos.
Húmeda, tibia, lejana, uniendo felicidad y tristeza.
Querer gastar el tiempo, verlo resbalar entre las manos. Dejar sus gotas prendidas entre las uñas sin pasar sobre ellas como ahora.
Este día en que las cosas permanecen viven en mis pupilas tan rápido, con la rapidez de las cosas nuevas y la finura de lo impenetrable.
Hoy desaparezco en la memoria del tiempo, en el punto imperceptible de las eras. Ya no estoy más...
Y todo se mantiene estático. La nada se queda dentro de mi.
16. VER PASAR EL TIEMPO.
Quiero un espacio cualquiera, búsqueda del camino que nos juntó por azar.
Quiero hablar contigo lentamente. Saber, ¿por qué se caen al cabo las hojas de los árboles?, conversar sobre la gente que al pasar nos mira, recordar viejos sueños y fabricar los nuevos.
Llenar mis ojos con sonrisas sin tiempo.
17. Y TÚ...
Doblando por los bordes del silencio va perdiendo figura en el espacio y se encuentra sin saber de historias, en un comienzo último rodeado de temores.
No lleva nada entre el ayer y el nunca, se cae a goteras su soledad de lunas y volverá de nuevo acariciando un siempre, enredada quizás entre otros dedos.
18. NO ME NOMBRES.
¿Cómo me ves, cómo me nombras?
-por tu boca, enigmática sombra de tu cara, -por esos ojos, profundos agujeros.
¿Cómo me buscas? - con tus manos largas y cansadas.
Te estoy hablando, ¡despierta! no busques más nada.
No me nombres, ¿no sabes caminar?... te estoy esperando...bien, vete con la risa torpe y los ojos tristes y por favor ¡no vuelvas a nombrarme más!
Llegaste de veranos que anhelaban lluvias
y yo del mar, presagiando tu luz... recuerdos inconexos y soledad vibrante llenado los rincones de nuestras horas.
Soledad en la frescura de antiguos paisajes, que vuela en el sonido de tu piel, se mezcla y se pierde en mi y en la herida palpitante de tus manos.
Hierven a borbotones mis labios de vacíos, están llorando luces en el retorno y me saltan los ojos oscuros, anhelantes, perdiéndose dentro de ti por el camino.
Se desborda por mi cuerpo ya marchito el reseco manantial de la ternura, recorriendo dulcemente sentidos, sin más huella que tu vida.
Ensombrece la vida estos balcones y escondes el rostro a los recuerdos.
Pasajero de olvidos, limpiaste las mañanas y no supo mi cuerpo de otro abrazo.
20. VACÍO.
Podría el cerebro cerrarse a las nostalgias,
volcarse sobre todo lo que no importa,
lo que se rompe y no alcanzo a comprender.
Aún más, podrían las manos apagar en el viento
los ecos de las luces que penetran mis pestañas
y escurrir el vacío de la piel, como agua.
Podría en fin,
dejar anidar las ansias en cualquier rincón de un beso
y no sufrir más la angustia de tener alma.
Luces taciturnas,
se suceden penetrando huesos
pero, hoy prefiero el olvido completo.
Hoy quiero seguir flotando entre nubes indolentes,
quiero olvidar que estoy viva...
¡Déjenme en paz, se los ruego!
Dejen que amarre mi lengua a los silencios,
que aprenda a morir la vida como si fuera un juego...
no quiero llorar mañana el morir por entero.
21. HASTÍO.
Caminar lentamente anudando esperanzas y descifrando las ideas oscuras de mis brazos, liberando el alma que siempre se queda peinando las soledades de la distancia.
Sé que miras por todas las ventanas y por las tinieblas enrejadas de las horas, que buscas incansable comprensiones perdidas o prisioneras.
¡Hace tanto misterio en este cielo! es este día nuevo y conocido el ayer como hoy, como otro día, como el infierno de entonces, ya vivido.
Hoy no busco las locuras que tuve, espero sentada en mis anhelos y están lloviendo estrellas en el cuerpo envolviéndome de tormentas el cerebro.
Pero... te escucho, como siempre...¿Cuándo se quebrarán del todo tus pisadas y robarás el mundo de las voces del viento? Sólo entonces te gustará que te despierte.
Querré recoger de todo nuevas vidas y niños brotarán de un pensamiento blanco. Como hoy querré mirar la tierra que se ha perdido en una mentira nueva.
22. TU CASA.
He llegado hasta tu casa de piedra, de cimientos escarchados; mi sombra se alarga interminable, extensa, mis pasos otra vez aprisionan tus raíces.
Pero tu casa muestra su cara de siempre… repite su letanía, sus repetidos sueños. Mira como se rompen de a poco los desvelos y penetra la limpia mentira de la sangre.
¡Quién le regala un aliento de vida, quién…! si todo en la vida es olvido de todo… si la risa y la carne son tibias alegrías, si el pensar ya no envuelve más que sonrisas.
Y hoy tu casa es la casa de tierra. Es la de variable esencia, de callados misterios, como árboles que guardan en sí mismos, secretos, tu casa de nubes se recuesta en su seno.
Donde se abren las puertas de su encierro empiezan a brotar carcajadas y luces, camino y descubro las miradas ajenas que prendieron en tu suelo, caricias.
Siento que he llegado hasta tu huerto triste donde crecen desnudos y libres los arbustos; siento que estoy aún en tus dominios... que ya no sé salir, no sé dejarlos...
He llegado hasta tu casa de piedra y sus puertas se cerraron en mi alma.
Iría a buscar el camino del olvido y tus cielos blandos de oscuridades, irritados de tanto escuchar razones y escapar al llamado de tu sino.
Abriría las ventanas de par en par para que encuentres nueva la ternura, la que perdiste arrugada entre otras sábanas, por azar, por amor, por amargura… por nada.
Y volvería a tragarme la alegría,todas las tuyas, las que no tengo, las que robé cuando callaste y desapareció la luz en tus pestañas. Yo sabría llenar todos los instantes, sería la eterna respuesta a las preguntas y serías, los silencios y el motivo fijo y palpitante de mis versos.
La vida se está olvidando toda… callada, ingrávida, adherida, unida a ti más que a mí misma; dormida entre los surcos de tu cuerpo. He quedado pegada a tu espalda, a tu cuello, me encuentro amarrada y siento y te busco y todo cambia.
¡Paciencia! Un día mis gritos serán sólo palabras.
Pronto se irán quebrando los sentidos, poco a poco, uno a uno, hasta fundirme dulcemente entre tu almohada y la soledad agonizante de mi cama.
Voy a hacer bostezar la vida de recuerdos, haré que no me olvides, ya lo sabes; pero encendería tu alegría (que ya es mía) si tú lo fueras también… te lo prometo.
En medio de la noche, entre luces y sombras, sentada en el silencio vacío e inquietante, he vuelto a llenarme de voces y se mueven en mi mente, temidas y temblorosas.
Y díganme hoy: ¿qué hago con ellas? ¿en dónde las guardo? ¿en qué sitial de honor o en qué rincón, las venero, las olvido, las duermo o las revivo?
Ya casi no entiendo sus sonidos, sus ecos, sus viejas canciones inconfesadas.
No recuerdo el modo de unirlas, no recuerdo ni cómo pronunciarlas.
Y son las ideas, las antiguas, las mías; las que llenaron otro tiempo de luz.
Es ese mundo de palabras secretas, ocultas al fondo de los ojos.
Y muerdo porque duele sentirlas, mi cerebro parece estallar y no sé cómo decir lo que quiero. No sé si abrirles el alma una vez más.
Nunca supe soñar con tenerlas nuevamente deslizándose en mí… nunca como hoy, volví a verlas de cerca y las letras asustan… pero están aquí…
1.
Tarde quieta y soleada.
Se mecen las copas de los árboles y en su sopor entra la vida.
Quietud de invernadero, brisas pegajosas entrelazadas.
Miro desde mi tierra sombría como brilla el sol en los arbustos, tiemblan silenciosos los sauces y se enciende tu presencia.
2.
Todo está listo para ti.
La naturaleza es cómplice…
Están los días con sus sombras
y las noches luminosas, esperando.
Todo está listo para tus manos,
Para tu frente amplia, para tu risa fuerte y extendida.
Todo esta listo.
El todo y la nada hacen fiesta en tu mirada, en esos ojos profundos y anhelantes.
La vida te esta enredando con lazos de lluvia, de nubes, de bostezos.
3.
El sol hierve a lo lejos y se abrazan tus miradas en mí.
Un mundo a la deriva, indiferente.
El equilibrio de sentirme viva.
Tiempo de caídas, de quiebres, de vienes y vas en esta tarde, tantas veces.
Caes de mi lamento a tus voces y caen mis heridas olvidadas.
El sol hierve a lo lejos y desciende, deja su luz tardía y cae el silencio blanco entre mis labios.
Y estás y no estás…
porque fuiste la costumbre más preciosa,
porque fuiste real.
Interludio.
Todo a ratos comienza a encenderse, miles de llamaradas caen sobre mi cabeza y yo sonrío, no con toda mi risa.
4.
Estoy lista.
Lista para emprender el vuelo… perder los sentidos en la bruma que oculta este día y caer de la sima a la cima.
Decir palabras innombrables, sin eco,
sin sustancia, sin aroma, sin calor…
Llenarse de proyectos inconclusos y sueños insospechados.
Acabarse de a poco, entre la lluvia y los relámpagos de antaño.
¿Puedes acaso detener el tiempo?
¿Puedes acaso retener lo perdido?
Dónde quedó la oscuridad de los ojos que arden entre voces y misterios?
5.
La calle se alegra con las flores de antaño.
Y comienzan a llover mentiras olvidadas;
las tejí un día, paso a paso,
mientras mi voz se perdía,
mientras los árboles agitaban sus hojas y
crecían sus raíces.
Tejí como la tela fina de la araña
un tiempo de amores ocultos,
silenciosos placeres imposibles,
temblores dolorosos… y verdades.
Y desgarre la piel de la mañana.
Dormitando, caí en tu siesta de colores.
6.
Y te levantas en juez.
Juez de pequeñas palabras,
en juez investido de injurias y a destiempo
revientas el aire con sonidos tenues… casi imperceptibles…
Juzgando lo no vivido… lo no entendido… lo inconfesado…
Rutina, solo rutina de hacer como tantos, como otros, como ninguno.
Y asomas tu silueta silenciosa entre la niebla de un amanecer.
7.
Tal vez llegué tarde cada día.
Tal vez en mis impulsos perdí el rumbo
y mis sentidos parecen siete, buscando lo que no tengo,
gimiendo por los rincones, sonriendo muecas.
Intentos de vida en solitario.
Se me alargan los días, la lengua, la voz, las manos y voy a tu encuentro
sumergida en obscuras aguas para aplacar mi sed interminable.
El último compás.
Ven , toma mi silencio negro entre tus labios,
muerde mis vacíos y sus frutos.
No quiero ser mujer inconsciente y risueña
quiero estar contenida en las palabras.