domingo, 7 de noviembre de 2021

De "MURMULLO DE HOJAS"

 Una realización de Lidia Mansilla Valenzuela y Humberto Lagos Schuffeneger. 

Portada: Carola Peñailillo Pérez.

Ilustraciones Interiores: Carlos Galleguillos Rojas.

Impreso por Taller del Libro. Octubre, 2021.

ISBN: 978-956-9972-32-4.

Textos relacionados con los árboles.








MI ARBOL INALCANZABLE

 

Me gustan los árboles. Esos árboles que miro desde lejos, los que imagino ver crecer. Mi vida de ciudad impide que los vea abundantemente como es mi anhelo.

Crecí viéndolos de lejos, desde un cuarto piso en el centro de la ciudad y los conocí luego, en las plazas y parques de juegos infantiles. Me parecieron amigables, cálidos, pero un poco tristes…

Los vi moverse al compás del viento, de la lluvia, del tiempo y sus inclemencias. Pude verlos soportar todo. Y podría pasar las horas y las hojas escribiendo sobre ustedes, mis amigos, las acacias y los aromos de mi niñez, los nogales que contemplaron mi orfandad y abandono. Hablaría del aroma de los eucaliptus y de los paltos que abracé tantas veces y hoy son recuerdos. Me parece sentir sus fragancias esparciéndose en el aire de abril.

Hay árboles que dan significado a nuestras vidas y de los cuales siempre se habla: “árbol del té”, “árbol del pan”, “árbol del bien y del mal”… hoy se aferra a mi sentir uno muy especial: “el árbol de la sabiduría”.

Dicen las escrituras sagradas que podemos encontrarlo y reconocerlo: un gigantesco árbol que crece en sentido contrario a todo lo que en este mundo conocemos. Su frondoso ramaje se extiende y florece hacia la tierra y sus raíces se elevan impetuosamente hasta tocar el cielo.

Es muy fácil de entender su existencia, si (como yo he intentado) nos sentamos alguna vez al lado de un árbol cuya imagen se refleje en las quietas aguas de un lago.

Así es lo eterno y lo puro. Lo inmortal. Es la unión entre el mundo espiritual y material. Sus ramas se alimentan de la naturaleza material y nadie puede entender dónde termina, dónde comienza, ni dónde está su base. ¿Cómo puedo entenderlo? y ¿cómo olvidarlo?

La sabiduría llega muy tarde y a veces nunca llega, esconde las ramas, enredando sus raíces.

Con el paso lento y cansado del tiempo, he ido comprendiendo algunas cosas, en verdad muy pocas… y esos árboles se elevan hacia el cielo ante mi mirada esperanzada y una y otra vez intento desenterrarme como sus ramas, sin querer, de lo efímero y superfluo y extender mis raíces quebradizas a lo imperecedero.

Sueño despertar una mañana abrazada fuertemente a ese árbol y quedar suspendida en el reflejo del lago, cercana al cielo. 

 



                                              El excelente texto de mi hija Viviana Sandoval Urzúa. 

EL ARRAYÁN

                                                                                   Inspirado en los incendios que año a año ocurren en lugares como los cerros de Valparaíso.

 

Mi casa es pequeña, frágil, “material liviano” dicen los que saben.

Liviano para que lo carguen los brazos de mi padre, que poco a poco levantó sus paredes.

No es muy bonita, pero sostiene mis lindos y cálidos sueños.

Mi casa no tiene antejardín, pero mi patio trasero es el bosque. Un bosque que sube por los cerros, donde día a día el viento lleva los rumores de las hojas y los silbidos de los pájaros.

Mi bosque tiene muchos árboles, muchos iguales, muchos distintos, pero yo tengo uno. Es mío.

Mi árbol es alto, pero no tan alto, tiene hartas hojas, pero tampoco tantas, a veces con la luz, me parece que brillan y es como que me guiñaran en un saludo. Por eso es mío.

Sé que es mío porque su tronco es suave cuando lo acaricio, se ha puesto medio anaranjado, como mi color favorito. Por eso es mío.

Es mío porque en verano me regala unas florecitas que perfuman mi pieza y sobre todo es mío porque lo quiero. Lo miro, me pierdo entre sus ramas a pensar. Mi mamá dice que es un Arrayán, pero yo le digo “ayayán”, porque antes no me salía la r y como es mío, yo lo nombré.

Mi ayayán me cubre de los vientos calurosos del verano. Esta semana ha habido tantos, que cuesta escaparse.

Estaba entre sus ramas toda la tarde jugando al invisible y vi varios bototos y unas voces fuertes pasar brusco, de acá para allá.

Mi árbol me oculta, me guarda seguro. Es mi guarida. Mi mundo paralelo.

Se hace tarde pero el calor aumenta.

Mi madre me llama con voz urgente, no sé por qué todos corren y buscan sus cosas.

El viento y el calor se mezclaron, se encendieron. Todo está en peligro.

- ¡Toma tus cosas, lo que puedas, lo más importante! -

Todos buscan que llevarse y mi árbol está ahí esperándome.

Me mira silente y sus ramas se ven más rojas cada vez.

No puedo llevarte, no quiero dejarte.

Mi patio, mi bosque, mi árbol...






sábado, 7 de agosto de 2021

EL SECRETO



SELECCIONADO Y PUBLICADO EN BIO BIO EN 100 PALABRAS 

Julio, 2021


"EL SECRETO" 

La voz cálida, suave, se volvió hiriente. Si hubiera sabido, no habría golpeado la puerta.

Entró confiadamente. Se disponía a descansar, pero lo vio levantar su mano resbalosa que recorría una y otra vez su cuerpo… la niña lloraba, suplicaba…

Quiso detenerlo, pero no pudo. No quería verlo. Ya no quería ser grande, no de esa manera…

Dejó de llorar. Abrió sus ojos al sentir la mano bajando por su espalda y resignada, dejó caer las últimas lágrimas.

Frente a ella, un espejo reflejaba en su rostro, el verdadero paisaje nocturno de la ciudad de Concepción. 

De "MURMULLO DE ALAS"

Una realización de Lidia Mansilla Valenzuela y Humberto Lagos Schuffeneger. 

Portada: Carola Peñailillo Pérez.

Fotografías Interiores: Foto Club Talcahuano.

Impreso por Taller del Libro. Junio, 2021.

ISBN: 978-956-9972-26-3.

Textos relacionados con las aves.





MENSAJERO DIVINO: EL COLIBRI

 

Hay tantos, tan bellos y tan enormes

alcanzando la cima de los montes

o tan pequeños, ínfimos, diminutos

casi no se ven.


Se parecen a nosotros:

de formas y colores diversos

con más o menos plumaje

y sin embargo, los miramos displicentes.


Despliegan sus alas y vuelan.


Nosotros,

alargamos nuestros brazos

y creemos alcanzarlo todo.

Silban y cantan, se desplazan comunicándose.


Escapan de los peligros, de los otros,

de casi todo.

¡Les decimos frágiles por eso!

Aves rapaces, exóticas, zancudas,

las que vuelan y las que no.


Y en medio de tantos estás tú…


Colibrí aventurero

sobrevuelas tus colores.

Mensajero de lo divino,

transformas lo gris, produces el milagro.

Chocas tus alas en tierra y te alzas, tocando el cielo.


Te mueves en tu mundo y

vas y vuelves en tu baile sin tiempo.

Te elijo a ti en mi universo.


Y de mi hija Viviana Sandoval Urzúa el texto siguiente incluido en el mismo libro compilado:


EL JILGUERITO

 

El jilguerito volaba, como todos. Cantaba como todos… soñaba…

Sentía el viento entre sus alas y pensaba que podía llegar donde quisiera.

Era un ave aventurera, vio muchos cielos, vio muchas nubes.

Vio una noche unos ojos felinos y falló su instinto. 

El jilguerito cerró sus alas y bajó al suelo. Que pequeño se veía al lado de este callejero.

Pero estaba prendado, quería intentarlo.

El gato sintió curiosidad, simpatía por sus patitas cortas y sus pequeños ojos.

Pero la curiosidad no ama, solo juega.

El jilguero sentía la emoción de estar entre sus garras - pero ¡no eres una bola de lana, pajarito! - 

Sus alas perdían plumas, pero este deslumbrado pajarito no podía más que ver esos intrigantes ojos.

El gato se iba y el jilguero esperaba… en el suelo.

Entre el polvo y las patas del gato, olvidó el color del cielo.

Su nido quedó vacío, su bandada lo extrañaba, pero el jilguerito se quedaba.

El jilguero ya no cantaba porque “si no maúllas, te callas”, le decía el gato mientras paseaba indiferente.

Como pajarito, a veces intentaba volar, pero el gato saltaba rapaz. ¿Sería un juego para él?

El jilguero, de tanto en tanto, intentaba nuevamente volar, pero sus alas cada día pesaban más.

Cansado corría con sus patitas tras las patas del gato. El gato no espera, no mira hacia atrás, solo camina insolente. 

Podrías volar jilguerito pero para eso te tendrías que apartar...

El gato maúlla exigiendo lo que quiere, cada vez que quiere. Ronronea cuando se quiere acercar y tú, pajarito, solo debes callar. Y permanecer siempre. 

¿Qué es un jilguero sin entonar sus cantos entre la pradera? ¿Aún eres un jilguero?


DE "ANOTACIONES EN EL TIEMPO. MUJERES DEL BIO BIO"

Otra publicación de Lidia Mansilla Valenzuela. 

Marzo de 2021. En Hualpén en plena cuarentena por el Covid19.


                                                    

                                                                     



RE – NACER

 

Una Vida:

Si hay algo que no merece duda es que el tiempo va pasando…

El tiempo pasa por nosotros y a nuestro lado, implacable e inevitablemente

y antes que avance… lo veo.

Y no sé si es así para todos pero,

recuerdo tiempos valorando sonrisas,

tiempos de lluvia, aromas y una mano cariñosa.

 

Busco mi esencia, simplemente,

replegada en mí misma, no conozco otro modo.

A menudo,

vuelvo sobre los sueños y el dolor que involucra existir.

He comenzado a esperar que mis pasos, no dejen huellas ajenas.

 

El final y las horas,

golpean sin cesar las puertas cerradas a la luz;

hay un cielo interminable de sonidos agudos

y la vida sigue a pesar de los muros;

toda la noche inmensa, inolvidable, expectante…

 

Búsqueda de vida entre los velos grises de tardes olvidadas,

de mañanas que naufragan en aguas más profundas que la eternidad.

Un murmullo lejano hermoso a mi oído,

agranda mi cabeza, vuelve, vuela y se comprime…

como el rumor del mar arrastrado por el viento. 

 

Pierdo la luz de mis pupilas entumecidas,

la viveza de mis pasos,

los anhelos de mi corazón abierto a una esperanza.

 

Resiliencia:

Fuerza, valor, ilusión de cada día, a cada paso…

Donde termina y empieza mi silencio y sus raíces,

el final de mi ocaso y mis tensiones, donde se sujeta esta presión.

¿Hasta cuándo el temblor en mis manos?

No aceleren más mi pulso con la duda, con la desesperanza.

¡No me defrauden!

 

Nueva vida:

Tiene un sabor diferente, otro día en los labios…mañana. 

Tengo un mundo alrededor que no es mi mundo,

llevo tiempo ensayando el morir y el nacer.

 

Vuelve el deseo a hacerse vida en mí,

vuelve la vida en tornarse palabras... y de nuevo me miro

y no hay nada, solo vacío en mis manos cansadas,

otra vez el recuerdo que vuelve, que duele, que llena y ya no está.

 

Y vuelvo a sumergirme en mi verano de luces multicolores,

en mi verdad irrealizada, en el estupor de la niebla en la ventana.

La luna esparce un polvo rosado sobre la ciudad toda y tus ojos se tornan amarillos

(locura de imaginarte en el mundo aunque no estás).

 

Si me encuentran en la calle o entre las sombras, deténganme.



MÍSTICA MÍA

 

Tiene un sabor diferente caminar por las calles

y cantar frente al vacío.

Entre la luz y las risas… mirando sobre lo alto,

busco sombras o guías…

 

Búsqueda de Dios,

de lo inefable, lo imposible, lo etéreo.

No importa por qué, ni cuándo, ni cómo…

surge siempre otro día en los labios de la nada.

 

Otro día, otro sueño que mueve lo imposible.

Ensayo en mi mente el estado perfecto,

la irrealidad de todo.

Luego, soy lo que no es y vuelvo a creer.

 

Éxtasis único, pleno y misterioso

de nacer y perderse en el encuentro infinito,

como si fuera mi sino,

soñando la vida y viviendo un sueño.

 

Entro en nebulosa gris, conciencia eterna

nadie explica el motivo de mi permanencia

espero y espero y espero la unión sinfín,

me arrebata la gracia, me devuelve nueva.