sábado, 7 de agosto de 2021

De "MURMULLO DE ALAS"

Una realización de Lidia Mansilla Valenzuela y Humberto Lagos Schuffeneger. 

Portada: Carola Peñailillo Pérez.

Fotografías Interiores: Foto Club Talcahuano.

Impreso por Taller del Libro. Junio, 2021.

ISBN: 978-956-9972-26-3.

Textos relacionados con las aves.





MENSAJERO DIVINO: EL COLIBRI

 

Hay tantos, tan bellos y tan enormes

alcanzando la cima de los montes

o tan pequeños, ínfimos, diminutos

casi no se ven.


Se parecen a nosotros:

de formas y colores diversos

con más o menos plumaje

y sin embargo, los miramos displicentes.


Despliegan sus alas y vuelan.


Nosotros,

alargamos nuestros brazos

y creemos alcanzarlo todo.

Silban y cantan, se desplazan comunicándose.


Escapan de los peligros, de los otros,

de casi todo.

¡Les decimos frágiles por eso!

Aves rapaces, exóticas, zancudas,

las que vuelan y las que no.


Y en medio de tantos estás tú…


Colibrí aventurero

sobrevuelas tus colores.

Mensajero de lo divino,

transformas lo gris, produces el milagro.

Chocas tus alas en tierra y te alzas, tocando el cielo.


Te mueves en tu mundo y

vas y vuelves en tu baile sin tiempo.

Te elijo a ti en mi universo.


Y de mi hija Viviana Sandoval Urzúa el texto siguiente incluido en el mismo libro compilado:


EL JILGUERITO

 

El jilguerito volaba, como todos. Cantaba como todos… soñaba…

Sentía el viento entre sus alas y pensaba que podía llegar donde quisiera.

Era un ave aventurera, vio muchos cielos, vio muchas nubes.

Vio una noche unos ojos felinos y falló su instinto. 

El jilguerito cerró sus alas y bajó al suelo. Que pequeño se veía al lado de este callejero.

Pero estaba prendado, quería intentarlo.

El gato sintió curiosidad, simpatía por sus patitas cortas y sus pequeños ojos.

Pero la curiosidad no ama, solo juega.

El jilguero sentía la emoción de estar entre sus garras - pero ¡no eres una bola de lana, pajarito! - 

Sus alas perdían plumas, pero este deslumbrado pajarito no podía más que ver esos intrigantes ojos.

El gato se iba y el jilguero esperaba… en el suelo.

Entre el polvo y las patas del gato, olvidó el color del cielo.

Su nido quedó vacío, su bandada lo extrañaba, pero el jilguerito se quedaba.

El jilguero ya no cantaba porque “si no maúllas, te callas”, le decía el gato mientras paseaba indiferente.

Como pajarito, a veces intentaba volar, pero el gato saltaba rapaz. ¿Sería un juego para él?

El jilguero, de tanto en tanto, intentaba nuevamente volar, pero sus alas cada día pesaban más.

Cansado corría con sus patitas tras las patas del gato. El gato no espera, no mira hacia atrás, solo camina insolente. 

Podrías volar jilguerito pero para eso te tendrías que apartar...

El gato maúlla exigiendo lo que quiere, cada vez que quiere. Ronronea cuando se quiere acercar y tú, pajarito, solo debes callar. Y permanecer siempre. 

¿Qué es un jilguero sin entonar sus cantos entre la pradera? ¿Aún eres un jilguero?


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